22 enero 2019


Lo que callas.


Cuando nos callamos las cosas que nos duelen, lo que nos decepciona o lo que nos provoca una leve punzada en la boca del estómago, nos intoxicamos de malos sentimientos. Nuestros pensamientos son el resultado de una vorágine de emociones extrañas nacidas de una idea o suposición que no tenemos construida de forma segura, simplemente hemos dado algo por hecho.

Si tienes algún problema y te lo callas sabiendo que hasta el momento nunca te he dado motivos para no poder hablarme de cualquier cosa, te estás envenenando de malos pensamientos gratuitamente y el problema seguirá siendo solo tuyo. por muy presente que me tengas pululando entre esa maraña de ideas. Porque yo para ti solo soy un leve reflejo de lo que soy en realidad. Solo has conocido lo que soy por encima de mi persona y lo que más te ha llamado la atención o lo que te ha interesado en ciertos momentos. Por tanto, no puedes dar por sentado cosas que ni yo misma sé ni reacciones para las que aún no me has puesto a prueba.

Para mi parte de la amistad es decirse las verdades que no gustan, y si te lo callas, tu mismo ser se consume, no yo. Yo, si me llegase a percatar de que algo no está bien, que no es como antes, que es algo frío, al principio solo podría quedarme observando con preocupación y desconcierto, y eso es otra forma de envenenamiento, pero cuando noto que el veneno llega a mis labios intento recapacitar, recordando que no puedo hacer una montaña de lo que de momento es un grano de arena.

Si me quieres, atrévete a dañarme con tu sinceridad antes de creer que me ayudas con tu silencio para luego poner una falsa mueca de agrado. Eso no ayuda a nadie. Luego, una vez que esté todo dicho, ya decidiremos cada uno por su lado hasta qué punto sea de alta la montaña y así al mismo tiempo podré saber de una vez qué puedo arreglar si resulta que he perjudicado a alguien en algo.

Que quiero saber si he hecho algo malo, que lo que busco es honestidad, que las personas puedan decirme lo que les molesta y eso se puede hacer sin agredir, ni vociferar y a veces no se entiende que el silencio también puede llegar a hacer daño.

Que los malos entendidos cansan y consumen. Y si la situación es al revés, si tengo un problema al que otro no se quiere enfrentar para ponerle solución, prefiero quedarme sola por decir la verdad, por mucho daño que eso me pueda hacer al principio.

Por todo eso, al final los amigos solo se cuentan con los dedos de una sola mano.

Proyectamos una idea general de nosotros y a veces hay valientes aventureros que se atreven a explorar nuestro universo y obviamente es raro que todo sea de su agrado porque tenemos más facetas de las que creemos en nuestro interior. Que los que se aventuren a conocernos tengan paciencia y nosotros con ellos. que nos llevemos de ellos lo mejor de su mundo y viceversa. Y que no haya miedo de hablar.









Enero:

Año nuevo, el mismo desorden de ideas de siempre...

Libro del mes: FAHRENHEIT 451, Ray Bradbury (empieza a gustarme bastante su estilo).

Pelicula: "Glass". de M. Night Shyamalan (señor cuyo nombre me cuesta pronunciar).

Con ganas de: que se marche el maldito frío.

No me importa: que llueva.

Pensando en: ¿qué camino tomar?

Esperando: el verano