28 octubre 2019



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COMPAÑEROS DE VIAJE



-¡Malfoy! -exclamó Ron iracundo al descubrir quién sería el tercer polizón que le entorpecería el viaje que había estado preparando desde hacía meses con sus amigos. Su madre se lo había tenido bien callado, tan sólo le dijo que debía llevar a su hermana y a una compañera de clase.

-Weasley -Draco correspondió al saludo con la misma rabia. Se sentía abochornadísimo. Después de haber alardeado tanto de sus bienes materiales durante varios cursos, ahora tenía que tragarse su orgullo y subir al coche de segunda mano de uno de sus rivales en el instituto. Lo que le hacía recordar algo peor, los compañeros de viaje que tendría le eran de sobra conocidos, y eso que no habían salido del coche.
        Ginny recogía su maleta con ayuda de su madre mientras escuchaba sus recomendaciones y advertencias una y otra vez; que llamase al llegar, que tuviera paciencia con Ron ya que tan sólo serían unas horas y llegarían por la noche, que comiese bien, que estudiara...
Mientras, Luna se distraía a su lado abriendo y cerrando su mochila.
A parte, los dos chicos se acercaron para comenzar su recital de indirectas e insultos:
-De modo que, al final lo has reconocido -dijo Ron mostrando una sonrisa burlona y de suficiencia-. Has admitido que eres subnormal y has tenido que apuntarte al campamento a la fuerza. Pringado.
-El pringado eres tú, sucia comadreja -respondió el rubio frunciendo el ceño y apretando los puños-, que tienes que interrumpir tu aburrida excursión. Pienso hacerte el viaje imposible.
-Lo mismo te digo, y esta vez estas solo. Veremos quién puede más. Tengo dos personas de mi parte a las que conoces de sobra.
-Lo suponía. ¿Cómo te ibas tú a apartar de la chusma?
Ginny ignoraba de vez en cuando a Molly y ponía a atención a la conversación entre ambos chicos. Eso la desesperaba, podrían pasarse la vida entera insultándose.
-Haced el favor de calmaros -dijo la señora Weasley muy severamente mirando a su hijo cuando notó que empezaban a alzar el tono de voz y hablaban más apresuradamente-. Por un día, solamente por un día, quiero que os olvidéis de vuestras diferencias para que todos llevéis un viaje tranquilo. Tu madre me ha pedido expresamente que te vigile, Draco.
Ron hizo una mueca burlona.
-Y tú, más vale que te comportes -dijo Molly posando los ojos en el pelirrojo consiguiendo que ambos chicos se estremecieran-. Nada de discusiones. Tened en cuenta que sólo serán unas horas. ¡Dejad de comportaros como niños!
Draco se dirigió a las escaleras a por su maleta mirando al otro chico aún malhumorado.
           En ese momento los amigos de Ron salieron a saludar a sus nuevos compañeros de viaje. Molly se dirigió hacia la camioneta para saludarlos con maternal efusividad. Ginny ponía atención para ver quiénes eran pero su hermano la distrajo.
-Bueno, pues aquí estamos -quería hacer notar su resentimiento-. Parece que no me libro de ti ni en verano. Estarás contenta, me estás chafando el viaje.
Ella le miró con desdén, sin embargo no respondió.
-Dime, ¿acaso lo tenías planeado? -el muchacho se cruzó de brazos.
-Sí, Ron, por supuesto -dijo la chica sarcásticamente-, no tengo otra cosa que hacer que meterme en tus estúpidos asuntos. Esto me hace tan poca gracia como a ti, así que, tengamos la fiesta en paz -frunció el ceño y se marchó a por sus maletas.
El pelirrojo no cambió su gesto de disgusto y se quedó esperando con las manos en los bolsillos a que todos cogieran sus maletas y a que su madre saludara a sus amigos.
Al cabo de un momento Molly se acercó a Ginny y a Luna.
-Bueno, espero que tengáis buen viaje, chicos -dijo lanzando un suspiro dando un abrazo a su hija y dos besos a Luna-. Ya lo sabéis, llamad cuando hayáis llegado -lanzó a Draco una mirada algo severa para después despedirle con un movimiento de cabeza con mirada tranquila y seguidamente fue a despedirse de Ron.
-Tengo un recado que hacer antes de que vuestro padre salga del trabajo -le dijo-. A ver si se nos logra coger el avión. Como no nos dé tiempo a facturar... -decía poniendo cara de angustia- Recuerda, Ronald, las chicas están bajo tu responsabilidad.
-Que sí, mamá -dijo Ron entornando los ojos-, ellas saben cuidarse solitas. No te estreses más y ponte en marcha, anda.
-Haz un esfuerzo por llevarte bien al menos con tu hermana -le suplicó en susurro acariciándole la mejilla, tal gesto maternal produjo en el chico una respuesta de rechazo y se apartó enseguida.
        Ginny siguió a su madre con la mirada observando cómo se marchaba apresuradamente. Ese acto le daba la señal definitiva de que todo eso iba en serio, no había vuelta atrás. Sólo cuando Molly pasó cerca del coche de su hermano para coger un taxi volvió a percatarse de la presencia de los amigos de Ron.
         Una chica no muy alta, de pelo largo, rizado y castaño, con ojos cafés, dejaba entreabierta la puerta del copiloto. Llevaba una camiseta de tirantes gris debajo de una chaqueta rosa claro de manga larga y capucha, con unos piratas vaqueros y unas deportivas blancas. A Ginny le sonaba de algo, sorprendida, observó cómo la chica se acercaba a ella.
-Hola, Ginny -le dijo-, no sé si te acordarás de mí, sólo nos hemos visto un par de veces. Soy Hermione Granger, compañera de clase de tu hermano.
-Ah, pues no, lo siento -respondió la pelirroja mostrando una tímida media sonrisa, ambas se saludaron con dos besos en la mejilla-. Bueno quizás sí, de vista por el instituto. Soy muy mala para las caras.
        A Hermione le hizo gracia el comentario. Parecía muy amable. Ginny pensaba que demasiado para juntarse con su hermano. De todas formas, aunque la hubiera visto por el instituto, pensaba que era por algo más, algo que no lograba recordar en ese momento. Seguidamente la amiga de Ron reparó en Luna, la miró algo sorprendida.
-Vaya -le dijo-, no esperaba que tú también fueses nuestra compañera de viaje, Lunati... ¡Luna! -intentó corregirse avergonzada. Todos los allí presentes conocían de vista a la joven extravagante que a veces vagaba por los pasillos del instituto y estaban acostumbrados a escuchar más los apodos con los que Luna tenía que cargar en vez de su nombre. A esas alturas era difícil no habituarse a llamarla "lunática", "frikilún", o "la duende loca", pero la aludida no parecía molesta en absoluto, sonrió a la castaña.
-Hola, Hermione. Tampoco esperaba encontrarte, ¿qué tal os fue al grupo y ti en el concurso?
-Muy bien, pero te echamos en falta -mintió en parte la joven intentando ser cordial.
-¿Concurso? -intervino Ginny algo confusa.
-¿Es que la conoces? -preguntó Ron a Hermione en una mezcla de sorpresa y decepción por enterarse de que una de sus mejores amigas se juntaba con tal personaje como Luna "lunática" Lovegood.
-Bueno, Luna y yo estamos en el mismo club de arte y en el de literatura, y este año, como ya habréis oído, el instituto se ha presentado, junto con el club de ciencias, a un concurso entre institutos de la región que se organiza a final de curso. ¿No os acordáis?
-Ah, ya -dijo el pelirrojo asintiendo-, no has parado de hablar de eso en semanas -entornó los ojos.
-¿Podemos irnos ya? -intervino un impaciente y molesto Draco arrastrando su maleta a la vez que se acercaba al grupo- Cuanto antes salgamos, antes nos perderemos todos de vista.
-Tú siempre tan agradable, Malfoy -dijo Hermione reparando en él por primera vez desde que salió del coche, mirándole de una forma muy desagradable.
-Y tú siempre tan pesada, Granger -contestó devolviendo la mirada.
-Bueno, -intervino Ron-, hechas las presentaciones, en marcha, se nos hará tarde.
-Pero qué prisas llevas siempre, Ron -se escuchó una voz proveniente de la camioneta y una puerta cerrarse-. Deja que antes les ayudemos con el equipaje por lo menos.
Ginny sintió cómo su corazón se aceleraba al ver que el chico que se acercaba al grupo era, nada más y nada menos que, Harry Potter, el mejor amigo de su hermano...
¡¡¡¿¿¿¿Cómo diablos se le pudo haber olvidado que él también iba????!!!
        Harry era el único amigo al que su hermano llevaba a casa, por lo tanto, el único al que Ginny había hablado, el único que era amable con ella si se encontraban por el instituto, el único que la ponía nerviosa y le dejaba la mayor parte del tiempo sin habla. Por eso, aunque tuvieran una relación cordial, sus conversaciones eran siempre muy pobres y Ginny no había tenido el valor ni buenas oportunidades de conocerle a fondo, cosa de la que se arrepentía. Pero ahora estaban allí, iban a compartir un día entero de viaje en el asiento trasero del coche de su hermano, podría darle una muestra más de su existencia. Sin embargo, sentía muchos nervios, no sabía cómo actuar. Pensaba que lo mejor sería no prestarle demasiada atención, tan sólo se preguntaba cómo lo iba a lograr.
      Harry era un chico un poco más bajo que su hermano, moreno, de ojos verdes, pelo corto y desordenado, y con gafas. Además, poseía una peculiar cicatriz en forma de rayo que, según pudo oír Ginny comentar a su hermano en casa con Fred y George, se la había hecho de pequeño al caer por unas escaleras. Iba vestido con unos vaqueros, unas deportivas blancas, una camiseta azul claro de manga corta y por encima una chaqueta gris.
         Cuando la chica salió del trance, pudo percatarse de que el muchacho de pelo azabache estaba ya cerca de ella saludándola.
-¿Qué tal, Ginny? -preguntó de forma amistosa, mirándola de una forma algo analítica con sus finos ojos verdes.
-H-hola -saludó ella algo tímida pero sonriente.
       Se sintió estúpida e incómoda, definitivamente quería evitar a ese chico como fuera o, si no, todos pensarían que sufría algún tipo de trastorno o retraso por tartamudear o lanzar ligeros aspavientos como lo hacía. ¿Pero qué le estaba pasando? Ella no era así en realidad.
-Ya te acordarás de Harry -dijo su hermano.
Ginny tomó aliento y respondió.
-Claro que me acuerdo. Le veo contigo a veces por el instituto -suspiró-. Hace mucho que no vienes por casa...
-Sí, es verdad -afirmó el muchacho riendo tímidamente-. Yo diría que he no vuelto a ir desde antes de Navidades. He estado muy ocupado. Pero se echa de menos esa casa...
-Pues no sé por qué no me visitas más, bobo -dijo su hermano en plan amistoso-. Mi casa es tu casa, lo sabes de sobra.
-Ya Ron, pero a lo mejor molesto...
-Qué va -dijo Ginny antes que Ron, a lo que Harry respondió con una sonrisa que dejó a su hermano extrañado.
-¿Queréis dejar ya la charlatanería y subir al coche? -volvió a quejarse Draco ya desesperado-. Como si no os vieseis en años...
-Calla, Malfoy o te dejo en tierra -contestó Ron.
-Entonces le comentaré a tu madre ese acto tan descortés -dijo mostrando una sonrisa maligna.
-Yo también me alegro de verte, Draco -dijo Harry en forma de saludo y con desinterés.
-Tan sarcástico como Granger.
            Al comenzar al instituto, toda esa maraña de confrontaciones, críticas y rivalidad que se había formado entre los chicos había empezado en una tensa discusión sólo entre Harry y Draco, pero con el tiempo esa tensión se había ido moviendo hacia Ronald y el joven Malfoy, dejando un poco a Harry de lado, creando una fuerte rivalidad. Harry parecía haberse vuelto el más maduro de los tres y se había limitado a ignorar por completo a Draco saliendo de su juego, cosa que Ron no conseguía y se negaba a conseguir solamente para lograr quedar por encima, para ambos era cuestión de orgullo y dignidad.
Ginny y Luna cogieron sus maletas con ayuda de Hermione y comenzaron a dirigirse a la camioneta.
-¡Alto! -exclamó Ron algo alarmado al ver que su amiga iba a comenzar a situar a las nuevas viajeras en su tesoro automovilístico. Se acercó a la puerta del conductor seguido por Harry-. Antes de nada, quiero dejar algo claro para todos, tan sólo unas cuantas normas: el primero que fume, babee, coma o ponga un pie encima del tapizado de los asientos está muerto. Nada de ensuciar, nada de quejas, nada de preguntar si falta mucho ni si podemos parar. Si queréis música, os ponéis unos casos porque mi emisora de radio es sagrada, y por supuesto...
-¡Cállate ya, pesado! -exclamó Ginny exasperada, cruzándose de brazos. Harry, Hermione y Draco aguantaron la risa, algo extrañados, y Luna se limitaba a contemplar la escena impasible-. Es sólo un coche y que seas el dueño no te da derecho a ser tan borde. Para empezar, no somos niños de tres años, podemos viajar sin ensuciar como dices, y habría que ver cómo cuidas tú las cosas de los demás... Incluso da miedo entrar en tu cuarto de lo "limpio y ordenado" que lo tienes -la pequeña pelirroja pareció quedarse a gusto tras eso, dirigió una leve mirada a su derecha y vio que Harry la estaba mirando y que se reía por lo bajo. Se sonrojó un poco por su comportamiento pero se quedó satisfecha. Perdía el control cuando se sentía molesta con Ron.
-¡Quién te crees que eres para darme órdenes, Weasley!
-Calla, Malfoy, mi coche, mis normas. Ya os advierto a los tres desde este momento -dijo Ronad señalando más a Draco y a su hermana que a Luna.
-Ron, déjalo ya -dijo Harry con calma.
-A ver -intervino Hermione, quien empezaba a cansarse-, todos somos conscientes desde un principio que este no es un viaje completamente deseado para algunos de vosotros.
-¡Pues no! -intervino Malfoy- Si me hubieran dado a elegir otro medio de transporte, hubiera preferido ir en burro -dijo con malicia mirando a la camioneta Toyota-. Sería más limpio y confortable que esto.
-¡Pues vete a buscarlo, los de tu especie os entendéis a la perfección! -dijo Ron provocando una leve risita en Luna, lo que hizo que Draco reparase en ella con el ceño fruncido.
-¿Me dejáis terminar? -preguntó Hermione en tono severo parecido al que usó Molly con ellos, haciendo que el rubio y el pelirrojo guardasen silencio-. Os propongo hacer una tregua durante las horas de viaje. Intentemos ser amables -dijo mirando a Ginny y Ron, que compartieron una mirada casi de asco-, y si alguien no está de acuerdo, que se pase el viaje en voto de silencio, que no hable si no es absolutamente necesario, así todo se nos hará más corto y llevadero.
-Me parece una buena idea -comentó Harry.
-¿No creéis que sin hablar el viaje se hará más largo y aburrido? -preguntó Luna pensativa. -Bueno, depende... Yo por ejemplo tengo algo de lectura y me gusta ir callada...
-Bueno, el que no quiera colaborar corre el riesgo de ser ignorado, así es como si también hiciese voto de silencio.
-Creo que no hay más opciones... -comentó Ginny.
-Pues yo opto por lo del voto de silencio -dijo Draco lanzando un suspiro y cruzándose de brazos-, ¡pero que conste que a mí nadie me puede obligar a estar callado y menos una panda como vosotros!
-Pues si quieres tener el viaje en paz para después olvidarlo, te aconsejo que cierres la boca, Malfoy -dijo Harry en un tono sosegado pero algo más serio.
-Bueno, ahora sí, pongámonos en marcha -dijo Ron exasperado montando en el coche.
         Todos comenzaron a ocupar sus asientos. Justamente cuando Ginny iba a abrir la puerta Harry se le adelantó y le ayudó con su pesada mochila.
-Adelante -dijo el muchacho.
-Gracias -respondió Ginny mostrando una media sonrisa.
        Dentro, el espacio, aunque no lo parecía, era amplio. En la parte delantera Ron ya había puesto la radio y estaba arrancando el coche deleitándose con el ronroneo del motor. Mientras, Hermione ocupaba el asiento del copiloto, bajaba su ventanilla y se disponía a consultar un mapa que la señora Weasley le había entregado. En la parte de atrás, Luna había entrado la primera, sentándose detrás del asiento de Ron, junto a la ventanilla ya que le encantaba contemplar el paisaje. Después la siguió Draco sentándose a su lado y luego Ginny cogiendo la mochila que Harry le había sostenido para que luego el muchacho de gafas se sentase a su lado. Ambos jóvenes se miraron un momento y de repente Ginny le puso un punto positivo al viaje.
      La joven pensaba que los amigos de su hermano vendrían en un grupo más amplio y que serían más desagradables después del inconveniente de tener que perder horas de viaje para llevarla a ella ya sus compañeros de campamento pero, al parecer, el único antipático y desagradable era Ron, que ni se molestó en saludarla como es debido ni a ella ni a su compañera, tampoco se ofreció a ayudar con el equipaje, solo se centraba en sus peleas con Malfoy, quien tampoco ponía la cosa fácil.
     Ginny miró a su izquierda por la ventanilla del lado de Harry y pudo notar que el tiempo empeoraba. El sonido de una canción de Rock en la radio inundó el ambiente y, por fin, se pusieron en marcha.

Continuará








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