-Disculpe
si le molesta –intervino Ginny-, pero, ¿qué le ha ocurrido a la
fachada, van a empezar unas obras en el hotel?
-¿Por
qué lo pregunta? –Zyron parecía verdaderamente extrañado o
desconcertado tras la pregunta de la chica. Caminaba dirigiendo al
grupo por el pasillo y de repente se detuvo lentamente en seco para
después darse la vuelta y mirar a Ginny, aunque a la vez parecía
que nada le perturbaba.
-Bueno,
antes hemos visto tablas en las ventanas... -dijo la pelirroja
dubitativa, ya que el amo de llaves pareció tardar un instante en
reaccionar:
-Ah,
cierto... Bueno, me temo que el Hotel Paradise ha conocido tiempos
mejores. Intentamos renovarnos constantemente, pero al estar en un
sitio tan apartado de las nuevas carreteras, nos cuesta un poco. Y
tener estos días de tormenta tampoco ayuda mucho a la imagen. Pero
tengan presente que nos alegra su visita, y aunque no lo parezca,
este hotel ha sido de prestigio durante muchos años. Nos
aseguraremos de que estén cómodos y con la mejor atención.
Queremos abrirnos a un público más joven. Tiempo atrás este lugar
fue muy familiar... Digamos que pretendemos llevarlo con elegancia a
esta nueva época. Lamento que su primera impresión haya sido de
desagrado.
-No,
en absoluto –dijo esta vez la joven Weasley compartiendo una mirada
con el resto.
-Simplemente
nos sorprendió encontrar una casa de este estilo cuando pensábamos
que caminábamos hacia la nada –explicó Harry intentando ayudar a
Ginny a que su último comentario no pareciera descortés.
Dada
la parsimoniosa y elegante postura que Burke les presentaba desde el
principio, los jóvenes se sentían sumamente inclinados a hablar con
la mayor educación que les era posible, ya no solo por gratitud. Era
una sensación extraña, el amo de llaves influía de cierta manera,
y al menos Ginny se sentía algo incómoda por tanta formalidad,
llegaba a ser desconcertante. No sabía si era por la simpatía de
Zyron Burke, pero notó al resto un poco reticente a cruzar un último
pasillo apartado de la gran escalera en el segundo piso. En todo el
recorrido no se habían cruzado con nadie más ni habían percibido
mayor ajetreo.
-Bien,
segundo piso. El hotel se compone de tres plantas accesibles a los
huéspedes; Me he tomado la libertad de distribuirles por género;
dormitorios de las damas a la izquierda, caballeros enfrente a la
derecha –Zyron les fue indicando sus estancias.
Las
puertas de las habitaciones eran señoriales y estaban talladas al
detalle como cabía esperar en un sitio así, de madera noble y
oscura, y los números de la habitación se hallaban remarcados en
pequeños carteles debajo de lo que parecían ser las mirillas de las
puertas.
Al
fondo del pasillo había una gran ventana, también tapada con una
cortina tupida, en color amarillo mostaza muy oscuro. Ginny pudo
percibir un destello del exterior a través de ella, tal vez una
farola o la luz de la luna.
Cuando
Zyron terminó de asignar las habitaciones Ginny ocupaba la tercera
puerta al fondo a la izquierda junto a la ventana, en la puerta de
frente estaba Draco, las habitaciones del medio las ocupaban Harry y
enfrente suyo Hermione, y las de la entrada al pasillo Ron y Luna.
-Les
avisaré cuando el señor esté libre. Mientras tanto, por favor, no
salgan de sus habitaciones.
-Está
bien, esperaremos –dijo Ron contemplando el interior de su
dormitorio-. Gracias por todo.
-No
hay de qué. Recuerden, no se alejen de este pasillo, o se perderán
–Zyron Burke les dio a cada uno la llave de su estancia y se retiró
por otro pasillo del segundo piso con los documentos firmados por los
chicos en la mano.
La
última en entrar a su habitación fue Ginny, utilizó la llave de su
dormitorio –antigua y con un pequeño cartelito con el número de
la habitación- y una vez dentro se deleitó hasta con el sonido de
las bisagras de la puerta; Todo estaba, como no, decorado al estilo
victoriano, el papel de la pared era grisáceo con motivos florales
estampados, los muebles se mimetizaban con el suelo de madera, había
un robusto armario con un espejo en la puerta y grabados a una
esquina, la cama estaba cubierta con un dosel de fina tela blanca y
una cómoda a cada lado con lámparas de aceite, predominaba un color
rosa apagado en la colcha bordada y en los sofás cercanos a una
chimenea y a un escritorio con un jarrón con flores púrpuras. Ginny
volvió a sentirse abrumada, parecía la habitación de una niña
rica, pero a la vez no tenía queja alguna. Dejó su mochila en el
sofá y se paseó con cuidado de no estropear la alfombra. Al lado de
la entrada había una puerta, supuso que era el baño. Daba la
impresión de que esos muebles no se habían usado en mucho tiempo.
Las dos ventanas del dormitorio también estaban cubiertas con
gruesas cortinas de color rosa.
Escuchó
las voces de los otros cinco en el pasillo por lo que decidió salir
a ver de qué hablaban. Se encontró con Hermione apoyada en el marco
de la puerta del cuarto de Harry y Luna se paseaba por el pasillo
observando el papel de pared como si fuera la cosa más interesante
que allí había.
-Esto
es precioso –comentó Granger-. Estarán de obras, pero se nota que
cuidan los detalles, Algunos de los muebles de mi cuarto parecen
antiquísimos.
-El
único fallo es que en la almohada no han puesto los típicos
bombones de menta –dijo Harry sacando unas cuantas cosas de su
mochila e hizo reír a su amiga.
Ginny
se asomó un poco a la habitación del chico, la distribución y los
muebles eran similares, pero ese cuarto era más masculino.
Predominaban el negro, el azul y el rojo. Y no tenía doseles en la
cama. Tan solo había una ventana y estaba tapada por una cortina con
bordados rojos.
-Todo
está tan bien preparado que da un poco de reparo tocar algo por
miedo a que se rompa –comentó Ginny.
-Parece
que somos los únicos huéspedes.
-Es
temporada baja de turistas –observó Hermione-. Por estas fechas
suelen empezar abrir y acondicionar este tipo de casas, quizá lo han
tenido muy dejado en invierno... Y parece que hace poco que haya
llegado la luz eléctrica. Es como un hotel temático.
-Hay
que reconocer que esto es lo mejor que nos puede pasar tras una
tormenta –se escuchó a Ron desde su dormitorio. Ginny sintió
curiosidad y se asomó a ver que hacía su hermano; la habitación
era más o menos como la de Harry, el pelirrojo estaba tumbado en la
cama boca arriba y con los brazos reposando en forma de almohada, se
había quitado las empapadas botas y estaba en manga corta. Había
encendido su chimenea y puesto su mochila y su chaqueta a secar.
Parecía que en ese momento no había nada que lo perturbara.
-¿Qué?
–espetó el chico al ver que su hermana se lo quedaba mirando.
-Nada
–dijo enseguida la chica cruzándose de brazos-. Que parece que ya
no estás tan preocupado por lo que debe costar la habitación.
-Claro
que lo estoy, además no solo tengo que pagar la mía.
-Por
mí no te preocupes a estas alturas, Ron. He estado ahorrando desde
hace meses y puedo encargarme de MIS gastos.
-¿Qué
quieres decir con "a estas alturas"? –el chico se levantó
de la cama con lentitud hasta quedar sentado y la miró con el ceño
fruncido.
-Que
me voy a cambiar la ropa mojada –sentenció Ginny saliendo del
cuarto.
-Yo
también –dijo Hermione-. No me hará gracia que además de todo lo
que nos ha pasado hoy también terminemos acatarrados.
-Este
tal Zyron nos debe de estar tomando el pelo –dijo Draco saliendo de
su habitación-. ¿Habéis visto la calidad que hay aquí? Seguro que
son suites VIP. Yo por mi posición me lo puedo permitir... ¿Pero
darnos las mejores habitaciones, así, sin más, sin decirnos el
precio y sabiendo en las condiciones que hemos llegado?
-¿Si
te lo puedes permitir, qué más te da, Malfoy? –cuestionó Harry
asomándose al pasillo.
-Si
somos los únicos huéspedes y no hay reservas, habrá pensado que
qué más da que usemos estas suites -opinó Hermione.
-Nadie
es tan amable... Querrá cobrar un plus cuando nos vayamos. Y sino,
esperad a ver qué nos dice su jefe.
-Pero
Burke nos ha dicho que este hotel fue prestigioso en su día –señaló
Granger-, será normal que conserven antigüedades y que el ambiente
esté tan decorado. ¿De veras crees que son las mejores
habitaciones?
-Es
un medio para promocionarse, seguro. Por otro lado, es normal que
intente impresionarnos, teniendo en cuenta el exterior y lo que ha
dicho hace un rato de renovarse, no tendrán visitas desde hace mucho
tiempo.
-"Tan
sólo Malfoy", deberías tener un poco más de fe en la gente
–dijo Luna aun absorta en el papel de pared, pasando por su lado
rascando un borde del marco de la puerta de la habitación de Ginny.
-Y
dale... ¿Y eso ahora a qué vendrá? –se limitó a susurrar el
chico rodando los ojos-. Tal vez no lo sean porque ni siquiera han
puesto un mini-bar para poder aguantar vuestras charlas nocturnas.
-Tranquilo,
nosotros no te aguantaríamos ni borrachos –espetó Ron haciendo
reír sonoramente a Harry y discretamente a Hermione.
-Nadie
te obliga a quedarte en el pasillo a escuchar –dijo Harry-, para
eso querías una habitación para ti solo.
-Estoy
intentando cargar el móvil de mi padre, pero no encuentro enchufes
por ningún lado –dijo Luna ignorando la nueva discusión-. Ni en
mi habitación ni en el pasillo. ¿Vosotros tenéis?
-No
–contestó Ron saliendo al pasillo-. Yo tampoco he encontrado
ninguno.
-Parece
que no hay en ninguna habitación –dijo Hemione-, podemos
preguntarle al señor Zyron.
-Es
muy raro, parece que todos nuestros teléfonos han dejado de
funcionar a la vez –observó Ginny.
-Quizá
sea por la tormenta –comentó Luna-. Una anomalía en las ondas.
-Se
habrá estropeado alguna torre de esas de telefonía –supuso Ron
despreocupado pero a la vez observando la cara de suspense que ponía
la chica rubia.
-¿Sí,
pero que falle la batería del móvil también? –cuestionó Harry-
No es muy normal, por el golpe en coche no creo que haya sido.
-Si
tuviese aquí mi móvil... -se lamentó Hermione.
-Una
vez leí un artículo en el que sostenían la teoría de que en
noches tormentosas podía haber anomalías en campos
electromagnéticos creados estratégicamente para que los ovnis no
sean detectados al pasar por ciertos puntos de la Tierra.
-Eso
no es posible, Luna –defendió enseguida Hermione poniendo cara de
escepticismo.
-He
dicho que es una teoría.
-Ya,
pero...
-Bueno,
mientras estemos bajo techo, en una noche así a mí me da un poco
igual el teléfono –cortó Ginny observando la cara de su hermano y
la de Hermione, seguramente pensando que Lovegood leía demasiados
comics. No quería más discusiones ni que se metiesen con Luna-. Ya
tenemos un plan de qué hacer mañana. Así que descansemos,
tendremos tiempo para pensar a quién llamar. No le demos más
vueltas.
-Eso
si están en casa para cuando llamemos –dijo Ron.
-Es
una pena, tanta gente y a la hora de llamar por ayuda no hay nadie...
-comentó Draco con sorna.
-¿Quién
te crees que eres para decir eso? –soltó el pelirrojo ya muy harto
frunciendo el entrecejo y mirando casi con incredulidad a Malfoy-.
Seguro que tus padres están ya de vacaciones en una isla,
desconectados, sin querer saber nada de ti. Incluso te han quitado el
teléfono para que no les molestes. Yo por lo menos tengo gente que,
tarde o temprano llama y pregunta. A mí no me viene a buscar mi
chofer y me voy solo, me voy rodeado de mi gente –recalcó su
última frase.
-Vete
a la mierda, Weasley –se limitó a decir el chico con odio antes de
entrar en su habitación y cerrar la puerta.
-Ahí
te has pasado un poco, Ron –musitó Hermione acercándose a su
amigo con cara de exasperación.
-¡No,
si ahora el malo voy a ser yo! Me da igual cómo se lo tome, es la
verdad. Llevamos todo el día con lo mismo...
-¿Cómo
sabes que es la verdad? –cuestionó Luna de repente. Había dejado
sus paseos y se disponía a irse a su cuarto. Ginny pensó que la
chica se vio obligada a intervenir por algo serio. Era la primera vez
que se metía en la disputa "Weasley vs Malfoy"- Cada uno
en su casa tiene una historia. Él no puede dar por sentado la tuya
ni tú la suya.
-Eso
es cierto –señaló Ginny.
Hermione
y Luna entraron en sus habitaciones y Harry siguió a lo suyo con la
puerta de su dormitorio abierta como si nada.
-¿Y
tú que dices ahora? Se ha metido otra vez con nuestra familia
–Ronald se dispuso a entrar en el cuarto de su hermana para no
darse por vencido en su defensa.
-¡No
estoy en absoluto de parte del idiota de Malfoy!
-Fíjate
que en eso te creo, porque casi nos arreas un tortazo en el bosque
antes de que cayese el rayo en el árbol.
-En
chulería y en ser borde estáis igualados. No ganaréis nada más
que humillaros. Todos lo están viendo. A ver si maduras ya, Ron.
-No
soy el único que debe madurar aquí. A ver si controlas un poquito
más tu genio y dejas de lanzarme indirectas y me dices de una vez
por todas lo que te pasa conmigo.
-¡Mi
genio es mi genio y no puedo cambiarlo por mucho que quiera! Y ahora
vete para que pueda cambiarme-. Le cerró la puerta en las narices y
soltó un largo suspiro.
La
Weasley estaba exhausta mental y físicamente. No quería más
discusiones. Se dejó caer en la cama y para su sorpresa notó el
colchón muy blando y la colcha sedosa. Se quedó boca arriba unos
instantes contemplando el techo, intentando vaciar su mente, pero no
lo lograba. Tenía una extraña sensación desde que entró en el
hotel. Todo le era extrañamente familiar... Al cabo de un rato
empezó a notar el ambiente algo cargado. Se dio cuenta de que la
chimenea estaba encendida:
-¿Pero
cuándo...? –musitó la joven. Sabía que estaba apagada al entrar.
Se levantó de un salto y se acercó para ver si tenía algún
mecanismo que la encendiese automáticamente, pero era una chimenea
simple y normal de las de toda la vida.
De
repente se dio cuenta de lo que la había estado molestando desde que
entró en el hotel; todas las ventanas estaban tapadas. Entendía que
con el tiempo que hacía no había un paisaje muy agradable de ver
fuera, pero cuando se asomó a la ventana del vestíbulo parecía que
hacía una noche muy distinta a la que ella y su grupo estaban
pasando.
Decidió
asomarse y así poder observar un poco mejor la fachada desde el piso
superior para ver si podía distinguir un poco más el terreno. Fuera
resonaban de nuevo las gotas de lluvia con mucha más intensidad,
escuchó retumbar un trueno. Al descorrer la gruesa cortina se
extrañó, el cristal de la ventana no estaba mojado, no se veían
las gotas de lluvia estampadas y el cielo estaba completamente
despejado desde su perspectiva. Podía verse un cielo repleto de
estrellas, de esas que solo se ven bien en el campo, y una clara y
enorme luna llena en medio del oscuro cielo con sus rayos chocando
contra la fachada del hotel. Vio que en las otras ventanas también
había tablas.
La
suya era la típica ventana con dos puertas, apresurada buscó el
manillar y abrió con lentitud una de ellas. -Ahora sí que no
entiendo nada- se dijo a sí misma. Al abrir pudo notar como la
tormenta arreciaba con una brusca brisa y el cielo tan despejado que
vio desde el interior antes de abrir cambió por uno encapotado,
notaba cómo las gotas le salpicaban y escuchaba cómo se estrellaban
en la fachada, las aceras y los charcos de los jardines. Se asomó
todo lo que pudo hasta la cintura sosteniéndose en una cornisa,
empezó a mirar a fondo el exterior; no se distinguía gran cosa,
había un par de farolas iluminando tenuemente lo que supuso era la
entrada que ella y el resto habían utilizado. Al fijarse en las
ventanas del segundo piso desde su izquierda pudo ver la habitación
de Hermione y seguidamente la de Luna, luego el resto de la fachada
que se curvaba hacia delante y tenía unos ventanales más altos,
llegaba a ver parte del primer piso también y el bajo cubierto con
un porche con fornidas columnas como las que había a la entrada del
hotel solo que un poco más pequeñas, para su sorpresa todas y cada
una de las ventanas estaban cubiertas con tablas en todos los pisos
que llegaba a ver.
Volvió
a adentrarse en el calor de la habitación medio atónita de ver que
los cristales de su dormitorio reflejaban una noche muy diferente a
la que estaba siendo en realidad. No dejaba de comprobarlo, se puso
delante de las puertas de ambos cristales un rato, las abrió y las
cerró un par de veces. Era como tener delante una pantalla de móvil
u ordenador con un video antiguo del mismo lugar al que estabas
mirando. En el escenario de dentro todo era cálido, con un bello
paisaje nocturno, propio de la típica noche veraniega y escenario de
fuera la tormenta arremetía y las ventanas estaban entablilladas.
Volvía
a notar calor en el bolsillo de su pantalón pirata por lo que sacó
el pañuelo con la medalla y lo apretó en su mano izquierda.
Necesitaba
comprobar otras ventanas. Salió del dormitorio y abrió la cortina
del pasillo, el gran ventanal tenía una pequeña cerradura en la
parte superior pero al pegar la cara al cristal volvió a ver
reflejada la tranquila noche que veía en el interior de su
dormitorio. Se separó del ventanal y, contrariada, volvió a correr
la cortina. En ese momento vio que Harry tenía la puerta de su
habitación entreabierta y quiso matar la curiosidad:
-Perdona,
¿Harry, puedo pasar? –se aventuró dando dos golpecitos en la
puerta. El chico estaba sentado en una butaca negra y su expresión
pareció de mucha sorpresa al principio. Ciertamente ni ella misma se
esperaba que algún día llegase a llamar a su puerta.
-Sí,
¿qué ocurre? –el chico de la cicatriz se puso en pie.
-Me
gustaría comprobar una cosa –algo agitada más que por la mera
curiosidad, entró dirigiéndose a paso firme hacia la ventana.
-¿Qué
necesitas? –balbuceó el muchacho.
La
chica intentó medir sus palabras. No sabía cómo explicarle al
muchacho qué era lo que necesitaba comprobar, aunque por otro lado
tampoco le parecía complicado, no quería ponerse más nerviosa de
lo normal ni parecer una paranoica con el tema de sus malos
presentimientos.
-Es
que, estaba en mi habitación cuando he empezado a curiosear, algo me
ha llamado la atención, y es que parece que mi ventana es la única
que no está tapada en el hotel.
Cuando
la joven descorrió la cortina se encontró la ventana tapada con una
tabla desde fuera y el cristal estaba notablemente estropeado,
parecía que hubiesen apedreado la ventana numerosas veces y lo
hubiesen querido tapar.
-Vaya...
-soltó Harry-. Eso le quita un poco de encanto a la habitación.
-¿Lo
ves? Parece que las ventanas del porche y el primer piso no eran las
únicas que estaban tapadas.
-Bueno,
ya sabes lo que ha dicho Zyron, nos ha dado a entender que el hotel
no está en muy buen estado. Puede que la mayor parte de la fachada
esté aún por arreglar y les resultará difícil proteger las
ventanas. No sé...
-Es
que... Parece que todas las ventanas están entablilladas menos la
mía y, bueno, la del pasillo, pero cuando me asomo a mirar... Te va
a parecer muy raro, pero es como si hubieran puesto una pantalla o
algo para cambiar las vistas de fuera, no se ve la lluvia caer y el
cielo está tan diferente...
-¿Crees
que estén poniendo decorados?
-Quizá
por eso tu ventana esté tapada, deben de usar algún aparato
tecnológico pero luego miro y veo que no tenemos ni enchufes y, en
fin, que me parece muy raro.
-Sí...
Podemos preguntarle a Burke más tarde.
La
chica asintió.
-De
todas formas hemos tenido suerte, tal y como está la habitación de
bien, la ventana no me preocupa.
-Ya,
bueno. Vuelvo a mi cuarto...
Se
produjo un silencio y la chica se dio la vuelta dispuesta salir al
pasillo, pero Harry tomo aire y dijo:
-¿Ginny,
estás bien? Me ha parecido que Ron y tú habéis vuelto a discutir,
pero esta vez más seriamente.
-Ya,
no es nada nuevo –volvió a darse la vuelta cruzada de brazos-. Le
conoces, a veces se le va la fuerza por la boca. Siempre estamos así,
en tensión.
-Ya
–el chico soltó una leve risa-. No logro entender bien por qué.
-A
veces yo tampoco, tonterías de hermanos –dijo poniendo una cara
entre seria y desganada.
El
chico no estaba seguro de que Ginny quisiese profundizar en el asunto
de Ron. Tras años junto a su amigo, era la primera vez que veía tan
de cerca la relación que éste tenía con su hermana lejos del resto
de los Weasley por lo que no se podía basar en su experiencia entre
hermanos, pero tampoco se imaginaba que ambos pelirrojos estuviesen
tan cortantes y fríos entre ellos. Sin embargo sabía que Ron
parecía tener siempre algo que decir de su hermana, pero nunca lo
hacía. Y Harry tampoco había prestado demasiada atención.
-Parece
que estar aquí te pone algo nerviosa... -cambió de tema observando
la postura que Ginny tenía cruzada de brazos, como en guardia frente
algún acontecimiento.
-¿Aquí,
dónde exactamente? –dijo la chica sin saber si se refería al
hotel o al estar en la misma habitación por primera vez en un largo
rato y completamente a solas con Harry Potter.
-En
el hotel –dijo el chico encogiéndose levemente de hombros tras
pensar un instante su respuesta.
-Ah...Yo...
Lo sé. Es que, te parecerá raro, pero no dejo de tener una mala
sensación desde que hemos entrado. Burke parece muy amable, pero no
entiendo por qué algo no me encaja...
-¿Tienes
miedo? –dijo el chico mostrando una media sonrisa- Nunca me has
parecido de las chicas que se asustan con facilidad.
-No,
no es miedo –sentenció ella devolviéndole la sonrisa y a la vez
alzando una ceja y descruzando los brazos- Después de recorrer estos
pasillos lo que tengo es curiosidad.
-Mezclada
con esa mala sensación.
-Es
complicado...
-Bueno,
que no sea nada.
-Voy
a cambiarme antes de que Burke vuelva a buscarnos.
-Vale
–Ginny se sintió analizada al detalle por el chico durante la
corta distancia que recorrió de la ventana a la puerta y al cerrar
tras de sí volvió a exhalar otro hondo suspiro.
La
medalla seguía quemando en su mano. Apartó el pañuelo molesta por
el calor que desprendía, era blanco con pequeños estampado grises y
siempre solía llevarlo consigo en los viajes para limpiar las gafas
de sol, normal y corriente, y de repente pudo ver que en él se había
grabado en letras negras la palabra "MÁRCHATE", como si la
hubiesen bordado con sumo cuidado.


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