08 abril 2018

Cap5☆


Capítulo 5

¡A trabajar, Lovegood!

         El Sol se asomaba tras las cortinas de la cama de la joven Lovegood, que se encontraba bien arropada y a gusto navegando en su propio mundo de sueños. Despertó al notar leves ruidos de la actividad matutina en el dormitorio por sus compañeras y voces fuera en el pasillo de chicas que iban de acá para allá  preparándose y dando los buenos días a sus amigas y compañeras. Se desperezó con mucha parsimonia y se dispuso a prepararse para lo que sería un lunes cargado de estudios y pesadas tareas impuestas por el portador de su diario y al que, se supone, le debía gratitud por haberlo encontrado. Cogió su uniforme y se metió en el baño aprovechando que una compañera suya acababa de salir. Se dio una ducha rápida y se atusó un poco su enmarañado cabello. Bajando al Gran Comedor se encontró con Neville.

-Bu-buenos días, Luna –balbuceó el Gryffindor.

-Hola, Neville -tan tímido cómo siempre- pensaba la chica -es raro, siempre veo que le pasa esto cuando me pongo a hablar con él… ¿Le daré miedo?

-¿Qué, qué tal estás? –preguntó el chico intentando entablar conversación.

-Bien, he dormido de un tirón –mintió, en realidad le costó coger el  sueño pensando en lo ocurrido con su diario-. ¿Lo pasasteis bien ayer?

-Sí, no estuvo mal la salida, lo malo es que Umbridge vuelve esta tarde.

-¡Oh! Es verdad… No podré salir a ver hoy a los Thestrals -exclamó apenada pensando que con la extraña sorpresa del día anterior al final no fue al bosque.

-¿A quiénes?

      Luna le iba empezar a explicar a su nuevo simpatizante qué eran los Thestrals, de dónde provenían y todo un sin fin de información a cerca de ellos ya que le gustaba que otras personas se interesaran por las criaturas mágicas menos conocidas, pero en eso llegaron Hermione, Ron, Ginny y Harry.

-Hola, chicos -saludó la pelirroja.

-Escuchad -susurró Harry-, esta tarde será la última reunión que tengamos hasta después de los exámenes, a la misma hora.

-Entendido -respondió Ron-, pero entremos ya por favor, tengo mucha hambre.

-¡Oh! Ronald, siempre igual -le regañó esta vez la castaña- ¿No ves que estamos tratando un asunto importante?

-¿Y es que tú no crees que se piensa y se organiza uno mucho mejor con el estómago lleno?

-¡Tragón!

-¡Mandona!

-Oye, Harry, ¿siempre están así? –le peguntó Luna entre risas observando la escena mientras el grupo entraba al comedor.

-A veces incluso peor –le dijo con cara de resignación-. Y, dime, ¿ha habido suerte con tu diario?

-Esto... Sí… Ya sé dónde está.

-Me alegro. Es un alivio, ¿eh? –Luna asintió- Nos vemos esta tarde.

-Hasta luego –se despidió dirigiéndose a su mesa.

         Allí pudo ver a lo lejos al rubio Slytherin, riéndose con sus amigos, o mejor dicho, con su séquito, y se preguntaba qué clase de tareas le encomendaría. Porque, aunque ella fuera muy lista, el chico debía tener en cuenta que estaba un curso por debajo y que no le podría ayudar en todo, pero el pacto era hacer lo él le pidiera no solo refiriéndose a los estudios y eso era lo que la fatigaba. Se podía esperar cualquier cosa de Draco Malfoy, la trataría como a los pobres elfos domésticos, pero todo era poco para recuperar su preciado tesoro.

         Las primeras clases transcurrieron con normalidad, en el descanso, se dirigió hacia la biblioteca para buscar un ejemplar de Herbología para un trabajo de clase. No había mucha gente, estaba buscando en los rincones de las estanterías cuando una voz la sacó de su oficio.

-Espero que no olvides que después del almuerzo viene tu primera tarea –dijo el rubio Sytherin que se encontraba apoyado en una pared próxima a la estantería dónde se encontraba Luna.

-No, no lo he olvidado –se giró y siguió buscando el libro.

-Bien, no solo deberás ayudarme con los deberes sino también con mi aseo.

-¿¡Eh!?¿Es que no sabes bañarte? –preguntó la rubia muy confundida dándose la vuelta.

-¡No, por Merlín! ¡Me he expresado mal! -dijo un poco colorado al imaginarse la escenita- Lo que quería decir es que deberás limpiar mis accesorios de Quidditch, mi ropa, mi mochila y esas cosas…

-Aaah… Ya me parecía mi… -le respondió haciendo una mueca.

-Pues claro, boba. ¡No seas pervertida!

-Pervertido serás tú –le respondió tranquilamente volviendo a poner atención a la estantería.

       Mmm… Ahí me ha pillado -pensó Draco- ¡Adiós! -dijo dejando sola a la Ravenclaw.

      Más tarde, al acabar de comer, Luna se dirigió al pasillo dónde hicieron el trato y como vio que el muchacho tardaba, se sentó a pasar unos apuntes que llevaba consigo en un maletín. No la solían molestar las esperas pero pensaba que después de que el chico se puso tan pesado con lo de no faltar podía haberse aplicado el cuento y ser más puntual ya que luego ambos tendrían que asistir a más clases y no les iba a dar tiempo. De repente le vio parecer por una esquina cargado de papeles y un libro de un tamaño considerable.

-Ten, Lovegood, estos son todos mis apuntes –dijo poniéndolos en uno de los bancos del pasillo. También le dio varios ejercicios de otras diversas materias- Y el libro de Historia de La Magia.

-Vaya, qué casualidad, yo mañana tengo un examen de Historia de la Magia.

-Pues eso, en cuanto acabes los deberes haces este resumen y mañana me lo traes. ¡Ah! Y procura copiar mi letra.

-Está bien, pero ¿sabes? así no vas a aprender… -le decía mientras se ponía en pie y guardaba los apuntes en su pequeño maletín, como si le hablara a un niño pequeño.

-Tú hazlo y yo luego le hecho un ojo. Además, ¿qué más te da?

-No, yo sólo lo digo –advirtió la muchacha encogiéndose de hombros- En los exámenes, a lo mejor, no te irá muy bien si sigues este plan.

-¿Qué te crees, que soy tonto?

-¿Debo contestar?

-¡No me cabrees, Lunática! –decía acercándose un poco más hacia ella arrinconándola en la pared y mirándola fijamente.

-¿Esto es todo? –en su voz no había nervios ni miedo como Draco esperaba.

-También me tienes que acompañar al campo de Quidditch- respondió apartándose lentamente.

-¿Para el aseo? –no pudo guardarse el comentario y se echó a reír.

-Qué graciosa, más quisieras tú -le dijo cruzándose de brazos con tono de superioridad.

-Hay que ver lo egocéntrico que eres, Malfoy –dijo ladeando la cabeza.

-Calla, Lunática, y sígueme.

        Dieron un largo paseo intentando caminar separados para que la gente no pensara que iban juntos al mismo sitio. Al llegar al vestuario de Sytherin parecía que por allí había pasado un tifón.

-¡Por Merlín! -exclamó Luna mirando a su alrededor- ¿Qué ha pasado aquí?

-Lo sé, está un poco sucio -dijo Draco entre risitas malévolas y de suficiencia.

-¿Un poco? –seguía mirando incrédula- Si esta habitación estuviera en un concurso de suciedad, se llevaría el primer premio.

-Verás, tras una inspección sorpresa de Umbridge, se le ha metido en la cabeza que debemos colaborar para mantener un “Hogwarts limpio y en orden” y ha puesto en una lista a los miembros de cada equipo y sus respectivos vestuarios donde nos vamos turnando en cada partido o entrenamiento para limpiar -explicó con una leve nota de indignación, pensando que alguien como él no debería rebajarse a ese trabajo-. Hoy me toca a mí, pero he de hacer unas “cosillas”, así que tendrás hacerlo tú. ¡Ah! Y Umbridge nos ha bloqueado la magia, así que estarás bien entretenida.

-Pero, Draco…

-Malfoy para ti –le recordó muy autoritariamente.

-Vale, Malfoy, no me va a dar tiempo a limpiarlo todo. Tengo que ir a mis dos últimas clases, hacer tus deberes, los míos y estudiar para mañana.

-Pues ve buscando una manera de organizarte. Si al acabar las clases, el equipo no ve esto en condiciones a la hora de entrenar, se le quitará diez puntos a Slytherin supuestamente por mi culpa.

-Está bien -dijo pensativa-… ¿A qué hora habéis reservado el campo para entrenar?

-A las siete y media.

-Lo verás limpio a esa hora.

-Más te vale.

        Ambos se marcharon del vestuario para asistir a sus últimas clases del día, que también transcurrieron con normalidad. A las tres y media, Luna estaba tomando un aperitivo en el Gran Comedor, pasando unos apuntes y buscando una manera de organizar los deberes de Draco.

        Tiene una letra muy bonita… Creo que ya he organizado como hacer sus deberes, sólo queda la “operación limpieza” -pensaba absorta de todo, soltando un leve suspiro hasta que fue interrumpida.

-Hola, Luna.

      La rubia miró hacia arriba y se encontró con Ginny, a quien devolvió el saludo dulcemente.

-Ten, los apuntes Historia de la Magia que me prestaste, me han sido muy útiles. ¡Muchas gracias! –le decía mientras sentaba junto a ella.

-No hay de qué.

-¿Ha habido suerte con tu diario?

-Sí, ya lo tengo.

-Menos mal. Esas cosas son demasiado personales.

-Sí, no debí haberlo sacado de mi habitación… -Mira ahora en lo que estoy metida… Bueno, en parte lo elegí yo…

-¿Y al final dónde estaba? Seguro que en sitio menos esperado, eso me suele pasar a mí.

- Oh…Ni te lo imaginas –dijo abriendo mucho los ojos-. Fueron los Nargles, son my traviesos, les gusta gastar bromas pesadas por eso siempre los busco por las esquinas –explicaba con la fina voz que la caracterizaba.

-Amm… -asintió Ginny mostrando una media sonrisa.

      Como la pelirroja veía a Luna casi siempre sola, se le ocurrió invitarla a pasar el rato con sus amigos.

-Oye, Luna, algunos vamos ir a casa Hagrid a que nos enseñe un Fénix que le está cuidando a un amigo suyo, ¿te vienes?

-¿Un fénix? Suena bien, pero tengo cosas que hacer. Y ya se me hacer tarde, se me acumula el trabajo –dijo apenada-. Luego nos vemos.

-Bueno, está bien. Hasta luego –se despidió amigablemente y con algo de resignación la chica Weasley.

         A Luna le hacía mucha ilusión haber podido acompañarlos, pero debía ir enseguida a los vestuarios de Slytherin.

        Una vez allí cerciorándose de que estaba desierto, ordenó las toallas limpias, echó a lavar las sucias, ordenó las escobas y demás accesorios, fregó las duchas, ordenó unos bancos y una pizarra que había en una esquina y ventiló la habitación, todo bastante rápido.

-Terminé –dijo lanzando un suspiro-. Por Merlín, lo peor han sido las duchas, hay que ver lo mal que olía antes. ¿Cómo pueden ser tan sucios?

         Ya eran las seis y cuarto, así que empezó a recoger sus cosas y nada más salir por la puerta del vestuario de Slytherin se chocó con Harry Potter.

-Hola, Luna, ¿qué haces aquí?

-¿Yo? Nada, ¿y tú?

-Venía a por mí escoba, me la dejé ayer en el vestuario –decía extrañado.

-Ah, bueno pues yo ya me voy –dijo alegre y tranquilamente la muchacha despidiéndose con la mano y regalándole una de sus sonrisas al azabache–, hasta luego.

-Adiós…

         Después de eso, se dirigió a la biblioteca para hacer todos los deberes. Mientras ella trabajaba, en otro extremo de Hogwarts se encontraba un grupo de Slytherins vagueando en el lago, al sol de la tarde.

-¡Esto es vida! –exclamó Nott- Me quedaría aquí tumbado una eternidad…

-Has tenido una muy buena idea, Draco, pero no creo que vuelvan a dejarnos salir a Hogsmeade un lunes… En escobas y para lo que hemos salido -dijo esta vez Zabini entre risas.

-¡Bah! Soy de la Brigada Inquisitorial, tengo enchufe –dijo despreocupadamente.

          Los tres caballeros habían aprovechado la tarde para quedar en Hogsmeade con tres chicas a las que conocieron hace dos semanas, procedentes de Italia, que estaban de vacaciones una temporada. Como pronto volverían su escuela de magia, a Draco se le ocurrió hacer una salida de despedida para sus nuevas “amigas”.

-Entonces, la fiesta será el próximo fin de semana, ¿no? –quiso asegurarse Nott.

-Sí.

-Aah… Echaré de menos a Camila… -dijo Blaise con una nota de melancolía.

-Y yo, a Giovanna –decía Draco, pero sin lamentarse como Zabini, poniendo una nota de lujuria en su voz.

-¡Y yo a las tres! –soltó Nott.

-¡Oye! –dijeron los otros dos al unísono.

-¿Qué? Ni que fueran vuestras novias... Las tres están muy bien.

-Nuestras novias no, ¡pero hay una para cada uno! Así que, no abuses.

-Déjalo, Blaise, ninguna le hace caso –decía Draco riendo y con maldad, lo que hizo reír también a Zabini.

-Ya, claro, como que sólo se fijaban en ti, ¿eh? Y Diana si me hace caso... –respondió Theodore.

-¿Oye, has arreglado el problema ése que tenías con la limpieza?

-Sí, lo tengo todo bajo control –siempre con esa voz triunfante- Bueno, me voy ya, y sin un mísero “gracias” por haberos conseguido una cita con esas bellezas.

-Oye, que más o menos lo hicimos entre los tres –protestó Nott.

-¡Sí, eso! –defendió Blaise.

-Ya, ya… Me voy serpientes.

-Nos vemos.

           Al llegar al vestuario observó que Luna había hecho muy bien su trabajo. Pensaba que le felicitarían por la buena limpieza. Se cambió y se preparó para entrenar.

          Más tarde, Luna había dejado los deberes a medias y se dirigió a la Sala de los Mesteres para asistir a la última reunión del E.D hasta nuevo aviso, llegó a la mitad de la clase. Harry les deseó a todos suerte en los exámenes. Luna notaba que iba mejorando mucho, pensaba que Harry podría llevar una buena vida como profesor ya que enseñaba muy bien. Estaba cansada, como se imaginaba, el lunes había sido fatigoso, cenó muy poco y se dirigió a su cuarto. Se puso el pijama, se dispuso a terminar los deberes y estudió hasta las doce y cuarto tumbada en su cama, donde al final el cansancio pudo con ella.


Continuará




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