24 abril 2018


SOY UNA MONEDA




Un olor a metal me invadió. Me encontraba rodeada de figuras cilíndricas que entrechocaban entre ellas haciendo resonar el extraño escenario en que me encontraba, que parecía un estrecho cubículo en forma de hexágono. Parecía que estaba en movimiento, como si de una especie de nave blindada en movimiento se tratase.
En el techo del cubículo en el que rebotábamos había una estrecha rendija por la que entraba la luz pero no lograba distinguir nada concreto... Cuando la luz intensa iluminó a una de las figuras que se hallaban a mi lado me pude fijar mejor en su forma: era pequeña y redonda de un intenso color dorado y en una de sus caras se mostraba el símbolo del euro.
Entendido, hoy era una moneda y supongo que debía de encontrarme en una hucha.
Intenté distinguir algún sonido del exterior porque notaba que el interior era demasiado frío y silencioso. Pude ver tras el intenso rayo de luz intermitente que empezó a entrar por la rendija que mis compañeras eran igual de frías que el ambiente en el que respiraba -aunque no se si en ese momento al ser tal objeto podría seguir respirando-, el caso es que el estaban mudas. Notaban la presencia del resto, pero les daba igual. Cada una tenía un valor distinto y en su otra cara llevaban diferentes dibujos; algunas tenían personajes históricos grabados, otros animales... Me preguntaba qué tendría grabado yo en mi reverso hasta que otro haz de luz me reflejó en una de las paredes plateadas de la hucha y haciendo un efecto espejo me vi a mi yo humano grabada y en movimiento dentro de la moneda. Eso me sorprendió un poco y a la vez me intimidó. Mi figura era extraña y me hizo recordar al personaje el Hombre de hojalata de El Mago de Oz, como si estuviese maquillada de color plata y dorado., pero no era maquillaje. Aun así, al verme en ese breve instante seguía con la curiosidad de saber qué tendría grabado en el otro lado.
¿Qué valor tendría?
No sé por qué esa pregunta empezó a preocuparme sobre manera.
Al mismo tiempo también pensaba en cuánto camino le quedaría por recorrer al dueño de la hucha, porque desde que había despertado de mi extraño letargo el pesado vaivén no había cesado ni un momento.
Creo que lo mejor de ser moneda -si llego a salir de la hucha-, es que podría recorrer el mundo de forma rapidísima a través is dueños pasajeros. Estaría bien cambiar de bolsillo a monedero... Ver varios mundos desde la mano de otros. Pero me seguía embargando la duda de cual sería mi valor exacto en este mundo de transición. Sin saberlo con certeza, el poco o el desmesurado valor que poseía lograba abrir puertas a otros para alcanzar sus objetivos.  Apreciaba a su vez que algunos tuvieran cabeza para saber conservarme. 
Supongo que cada uno llegamos a tener un valor que llega a ser incalculable, dependiendo de la situación y el objetivo a lograr. El caso es contagiar a los otros del valor que transmitimos para ayudarles a abrir sus propias puertas.

"Poderoso caballero es Don dinero". (Quevedo).
  "Llevo dentro de mí mismo un peso agobiante: el peso de las riquezas que no he dado a los demás. " (Tagore).

No hay comentarios:

Publicar un comentario