08 abril 2018

Secretos en la luna


 (NOTA) Los personajes pertenecen a J.K.Rowling, las imágenes están sacadas de internet
Lo único de lo que soy dueña es de la historia, creada solamente para entretener a la gente que se pasa por Potterfics y que como a mi le encanta leer y/o escribir aventuras.
Gracias




SECRETOS EN LA LUNA



Capítulo 1:

Un descuido.
         Se presentaba un sábado tedioso en Hogwarts, los alumnos se sentían presos en un mar de aburrimiento. Entre las avalanchas de deberes de Umbridge y tantas nuevas normas y decretos, estaban dejando de ver las cosas divertidas del castillo, notaron muchísimo el cambio de dirección de la escuela. Anclados en la rutina, sólo encontraban libertad en sus escasas salidas a Hogsmeade.

           Esa tarde, después de las clases, Luna Lovegood se dirigía hacia la biblioteca para hacer los deberes del lunes y repasar un poco el examen de Historia de La Magia para el martes. Mientras caminaba, se quedaba embobada observando algunas esquinas de los anchos pasillos en busca de Nargles, tenía pensado ahuyentarlos pacíficamente con su amuleto para que no hicieran más de las suyas en el castillo. Al llegar a la biblioteca, observó que había mucha gente, dejó su pesado y gran bolso naranja claro sobre la mesa y empezó a sacar un montón de libros y pergaminos para hacer sus deberes.

              Pasado un rato, llegaron Harry, Ron y Hermione:

—Hola, Luna –saludó el primero.

—Hola chicos –dijo ella con su característica vocecita sin levantar demasiado la vista.

— ¿Podemos sentarnos? Es que esta todo lleno.

—Claro -respondió haciéndoles un hueco en la mesa para que se sentaran enfrente de ella. Había dejado todo el espacio atestado de papeles, libros, plumas y unas extrañas piedras de color amarillo y azul marino que llamaron la atención de Hermione.

— ¿Para qué pones esas gemas alrededor del libro? -le preguntó.

—Oh, bueno, las amarillas son Citrinos, dicen que sirven para la concentración mental, la resistencia y la autoestima. Y las azules son Lapislázulis, la piedra de la sabiduría y el conocimiento. Estoy probando su efectividad, las uso cuando me siento algo cansada de estudiar y con tantos exámenes últimamente las uso mucho…

— ¿Y te dan resultado? –Preguntó el pelirrojo algo extrañado a la par que escéptico– Porque si funcionan, yo voy a necesitar muchas para los exámenes de Umbridge.

—Bueno, el caso es que aún no estoy completamente segura de que sirvan de algo -respondió la rubia con una sonrisa.

—Con esos malditos exámenes, cuestionarios y estas estúpidas clases no estamos aprendiendo nada en realidad -exclamó Hermione sin molestarse en hablar con disimulo del tema.

—A parte de eso, sigues molesta porque Umbridge sólo te haya puesto un “Aceptable”, ¿verdad? -dijo Ron con una pequeña sonrisa intentando picarla.

— ¡Pues sí! Es una ignorante –admitió la castaña enfurruñada.
Los chicos se pusieron a estudiar tranquilamente junto a Luna. Harry observó que por la biblioteca también estaban Malfoy y su séquito de matones, así que decidió no tocar el tema de las acciones del Ejército de Dumbledore por si había espías rondando.
Al cabo de un largo rato, Luna se disponía a irse y mientras recogía encontró algo en su enorme bolso.

— ¡Vaya! Olvidé darle este trabajo a la profesora McGonagall, mañana es el último día de entrega, he de darme prisa.

—Vale, Luna. No lo olvides, esta tarde a la misma hora, donde siempre -le recordó Harry en susurro.

—Sí, nos vemos –les dijo adiós con la mano y se marchó haciendo un poco de ruido.

—Siempre está en las nubes… -comentó Ron.

—Se ha dejado un libro -observó Hermione tomándolo en sus manos.

         El libro era más o menos mediano, estaba fina y elegantemente decorado, había un grabado en el lomo con letras doradas que decía, Diario L.L.”.

— ¡Es su diario secreto! -exclamó Ron tras examinarlo un momento.

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— ¿Cómo lo sabes? –Cuestionó Hermione- Es decir, que no tiene por qué ser precisamente secreto. Puede ser una agenda.

—No sé, intuición. Tiene sus iniciales y pone diario.

—Bueno, pues luego se lo devolvemos –dijo Harry tranquilamente.

—Ya, pero… -titubeó Ron un momento- puede tener cosas importantes sobre el E.D. y de nosotros, ¿no os intriga un poco meteros en la cabeza de Lunática Lovegood?

— ¡Ronald! –Exclamó Hermione enfadada, en tono de regañina- ¡¿Cómo se te puede pasar por la cabeza violar la intimidad de Luna?! A ti no te gustaría que te hicieran lo mismo. Además, es su diario y tiene todo el derecho de escribir lo que quiera. ¿Quién te dice que haya escrito precisamente sobre ti? –preguntó arqueando una ceja.

—Hermione tiene razón –señaló Harry más tranquilo que ella.

— ¡De acuerdo, de acuerdo! Es cierto, perdón. ¿Pero, por qué no iba a escribir sobre mí o sobre nosotros? A mi parecer, le resultamos bastante interesantes a esa cabeza loca.

—Lo que haya escrito nos tiene que dar igual, Ron –repuso Harry- Puede que sí o puede que no… -posó sus ojos en el objeto- la verdad es que es algo intrigante… –se encogió de hombros sintiendo un poco de pavor pensando en el contenido del pequeño diario.

—Menos mal que lo hemos encontrado nosotros -señaló Hermione.

—Sí, Luna debería tener un poco más de cuidado. Debería haberle puesto un candado o algo para que no lo abrieran fácilmente.

—Lo que yo digo, siempre en las nubes –musitó Ron.

—Pues de eso se ha encargado porque la tapa esta como pegada. Le habrá puesto algún hechizo porque es imposible de abrir… -dijo de nuevo la castaña observando detenidamente el diario.

— ¡Aaah! O sea que, yo no puedo intentar abrirlo pero tú sí -exclamó Ron de nuevo-. Si lo hago yo, es una violación de la intimidad hacía Lunática, y si lo abres tú, no, ¿verdad?

—Hablad más bajo –les dijo Harry en susurro en un tono que denotaba cansancio.

— ¡Deja de decir tonterías! Yo no intento leerlo, sólo es que me había parecido raro que siendo algo tan personal lo tuviera tan desprotegido, pero he visto que no es así -le respondió mirando Ron con muy mala cara.
Por supuesto que no, Luna podría ser muy descuidada pero no era una  ingenua, no en vano estaba en Ravenclaw.

—Bueno, pero no me digáis que no os pica un poco la curiosidad… -siguió diciendo el pelirrojo en voz baja- Podríamos descubrir por qué Luna actúa de una manera tan rara a veces.

—Tú no escuchas, ¿verdad? Te digo que es imposible abrir y que…

—Sería una violación de la intimidad hacia Luna. -interrumpió de nuevo el curioso Weasley- Que sí, que lo he entendido.

—Entonces déjalo estar, Ron –sentenció Harry–. Será mejor que lo guardemos aquí –dijo señalando su mochila.

          Lo que nuestro trío dorado no sabía era que había un par de ojos grises observando la escena muy atentamente detrás de una estantería pegada a su mesa.

     «Hmmm… Un diario de una de las amigas más próximas a Potter… Esto puede interesarle a Umbridge» –pensaba Draco Malfoy fingiendo que ojeaba un libro de pociones.

         Después, cuando los chicos Gryffindor estaban recogiendo para empezar a preparar la clase del E.D., Malfoy, acompañado de sus matones, preparó un plan:

—Crabbe, distrae a cara rajada y tú Goyle a los otros dos.

— ¡Eh, Potter! –exclamaron ambos gorilas.

         Los dos grandullones Slytherins empezaron a molestar y armar escándalo haciendo a Harry rabiar a la vez que llamaron la atención de la bibliotecaria. El aludido se giró sin visualizar nada de lo que había en su mesa, al igual que Ron y Hermione que salieron en su defensa. Mientras, el rubio estaba detrás de todo el jaleo y la absurda pelea.

—Wingardium Leviosa -susurró Draco detrás de la estantería haciendo levitar el diario de Luna hasta posarse en sus manos. Aprovechando el jaleo armado por sus gorilas se marcho sin ser visto de la biblioteca.


Continuará









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